Thursday, August 16, 2007

Machete Carajo

Hoy celebramos el triunfo de La Guerra de La Restauración. Considerada como la verdadera Independencia Nacional por algunos historiadores. Gregorio Luperón aparece en esta etapa de nuestra historia y se convierte en héroe nacional.

Lo que más me gusta de Luperón es su similitud con lo que somos y padecemos los dominicanos.

  • Nació sin el pan de sin el pan debajo del brazo.
  • Vivió en la más cruel pobreza.
  • No fue a la escuela.
  • No tuvo padre. Fue educado por su madre.
  • Tuvo que chiripear para poder sobrevivir.
  • Como nosotros soñó con un mejor país pero fue más allá y ayudó a construir el ensayo de país que tenemos, demostrando que corromperse nunca es una opción.

¡Cuanta falta hace que emulemos tu ejemplo, Luperón! ¡Que constantes han sido los males de nuestro país!















Foto de Bahía nombrada Luperón en la provincia de Puerto Plata.

Tuesday, August 14, 2007

Motes

Hoy recordé un libro que leí hace un par de años sobre cultura dominicana y folklore. La razón por la que "Sana, Sana, Culito de Rana" llegó a mi mente es por el tema de los apodos. En uno de sus capítulos el libro relata como los dominicanos y las dominicanas le buscamos un nombre que no sea el propio a todo.

Un ejemplo recurrente de nuestra manía de poner motes son los brotes de gripe frecuentes en nuestro loco clima. Así por encimita, me acuerdo de las siguientes gripes "Los Bonos Soberanos", "El Paquetazo", "El Túnel", y recientemente "El Metro".

Cuentan algunos sociólogos que los motes han servido para la gente protegerse y esconderse de los asedios policiales durante las dictaduras del siglo pasado y antepasado, así como en los periodos constantes de psedodemocracia de los que adolece nuestro país. De manera que conozco a Frank Luís que en realidad se llama Eulogio; a Milagros, cuyo nombre es Dionisia; Chichi, para Milagros; Nena, para Milagros; Felito, para Marcelino; Caco, para Luís; Chelita, para Epifania y Morena, de esa no recuerdo su nombre real.

Eso si, en ningún sitio se ponen tantos apodos como en el entorno laboral. Es tanta nuestra manía que llegan momentos en que en recursos humanos no saben quienes son sus empleados pues nadie los llama por su nombre real. Pero además, no deja de sorprenderme lo original y bizarro de los nombres. Algunos de los nombres que recuerdo le han puesto son: "Picapollo", "La Crema", "Bocaejarro", "Pedie", "Faifai", "Cloro”, "Pica, Pica", "Greña" y así por el estilo.

Lo peor es cuando se arma el pleito. El que no le gusta eso de estar relajando, cree que por pesado no tiene su nombrecito ¡Gran error! Tiene uno y uno bien horripilante. Se rompe la taza y cada quien pa' su casa cuando las patadas voladoras toman el lugar de la razón.

Pero que hacerle, la cultura es como es con sus funciones y disfunciones…