Monday, August 07, 2006

Los Locos de mi Barrio I

Esta mañana estaba diferente, indudablemente feliz. Tirado boca arriba en medio de la calle. Su cuerpo, su cara y hasta sus cabellos de rasta todos embarrados de una sustancia verde. Parecía pintura pero no me atrevo a asegurar que lo era. Mostraba una sonrisa de oreja a oreja, capaz de contagiar al más infeliz. Excelente sonrisa para comercial de televisión excepto por los dientes cariados que a pesar de su negrura y suciedad no opacaban tanta felicidad. Abrazaba cual diamante una botella. Me fije en su contenido: cemento. Disminuí la marcha, empecé a reflexionar.

Es, sin lugar a dudas, un enfermo mental. "Demencia por ingestión de sustancias" me atrevería a diagnosticar si fuera psicóloga clínica. Pero no lo soy, así que, como para el resto de los habitantes de mi barrio, "él" queda reducido a ser una criatura de la cual cuidarse. Por momentos pienso que es responsabilidad del estado recluir y proveer el adecuado tratamiento a estos individuos pero me olvido de esta idea más loca que el mismo loco y vuelvo al letargo que me proporciona mi vida cotidiana con mis idas y venidas al trabajo y la lucha por la supervivencia.

Hacia el recorrido habitual de las 7:00 A.M., me dirigía al trabajo, el ajetreo de todos los días; el autobús me puede dejar si no apuro el paso...en eso de apurar el paso estaba cuando lo vi.

No es la primera vez que lo veo; es una figura cotidiana en el sector donde vivo. Se pasea haraposo por las calles. A veces, se corta con una botella o amenaza con pegarles a los demás. Obtiene buenos resultados con esta jugarreta pues extorsiona a muchos y consigue dinero para comprar su pócima de la felicidad. En los últimos meses ha preferido otras localidades para sus amenazas pues los tigueres del barrio que son más cuerdos pero en especial más vivos que él, le han propinado unas cuantas palizas.

No llegué a tiempo al autobús, pero no me quedé ¡Que suerte para mí! Olvidé aquel enfermo y volví al letargo que proporciona la vida cotidiana con las idas y venidas del trabajo y la lucha por la supervivencia.
"Ayer cuando conversábamos noté que el tiempo ha pasado.
Me busqué a mi misma en tus recuerdos y no me encontré".